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Dos extremos: Lugones y Gelman.

¿Qué es el Otro de la poesía?


El verso libre aparece con la vanguardia del 20 y se consolida a partir de los 50.


Los 90: duelo por los 60.


Rimbaud: la acción no es la vida sino una manera de dilapidar cierta fuerza, un enervamiento. 


Aldo Pellegrini, Daniel García Helder, Damián Tabarovsky, Roberto Echavarren, Néstor Perlongher.


Revista Disco de Juan Rodolfo Wilcock.

Revista Tupé de Eduardo Ainbinder.


A Ainbinder lo veo en 18 Whiskys como la contracara de Fabián Casas. Si Casas es la figura existencial y generacional con rock, Ainbinder va por una línea opuesta: antirromántico, superficial, fetichista, pervertido y culto.


Sobre Poesía Buenos Aires: la Modernidad destituye lo Eterno e historiza el Fundamento. Es decir, para la poesía moderna no hay forma universal (clasicismo y romanticismo), no está en el pasado sino en la Circunstancia.


Vanguardia: si se busca lo nuevo es porque lo dado es viejo. Esa es la fisura de la Modernidad: la Historia.


Los 50 tuvieron dos extremos: uno individual y otro político: Alejandra Pizarnik y Paco Urondo.


Década del 40: Arte concreto - invención, Annemarie Heinrich, Horacio Coppola, Borges escribe sus mejores cuentos, Edad de Oro del tango.


Con el Mayo del 68 la Vanguardia conquistó la cultura. Fue una derrota para la derecha y el cristianismo de la que todavía no se recuperaron. 

El 68 dejó a Occidente sin Dios, pero tomó prestado las sabidurías de Oriente, y trajo el retorno al cuerpo y el deporte, y el valor de la singularidad.

Para esta fecha, la Vanguardia ya estaba por agotar sus rupturas estéticas, entonces fue el momento de llevar los cambios a la vida, y lo hizo con éxito con las costumbres pero se iba a topar con la economía. En 1989, la caída del Muro de Berlín supuso una derrota hasta ahora irreversible para la Vanguardia en este campo.

Desde entonces la sociedad contemporánea vive en una contradicción entre la Cultura (izquierda) y la Economía (derecha).

Muchas veces la Cultura toma elementos del catolicismo que desplazó, como la buena conciencia, el anti-comercio y la culpa. Mientras la Economía toma de la Cultura cosas como la auto-organización, el espontaneismo, el placer en detrimento del deber, etc..


Si quisiéramos saber sobre el estado actual de la poesía a través de sus reseñas y comentarios nos vamos a encontrar con un panorama apologético. Podría entenderse que la crítica renunció a la impugnación como modo de valoración y solo lo hace con el encomio, y en todo caso el veto es implícito.

Tal situación marca un contraste: mientras en la política se ha restituido la lógica de la guerra, el conflicto y la competencia, en la cultura el tono es amistoso, encomiable.

De las tantas defunciones que trajo la contemporaneidad, la de la Estética parece haberse logrado y consolidado. No hay resurrección. Y no ocurre, no porque exista un consenso que relativiza las diferencias, sino porque la capacidad de contradicción carece de resultados.

Sin embargo, la Estética admite su defunción como no lo hace la política: ¿cuáles son las contradicciones posibles cuando se ha impuesto de manera universal y ya sin alternativas  el capitalismo?


Neptuno y Marte

Poesía y política

Antígona y Creonte


Una adolescente desquiciada como Pizarnik o un viejo sabio como Juan L. Ortiz.


El romanticismo solar y el romanticismo lunar.


Francisco Urondo: Es que los poetas son a menudo adolescentes tardíos.


Borges y Juan L. Ortiz demuestran que desde una situación periférica se puede alcanzar la universalidad.


El Modernismo se terminó cuando Lugones se empezó a preocupar por el ser nacional.


Tabarovsky: La poesía de Pizarnik expresa en realidad la última coquetería de Sur y La Nación, mezclada con las verdades kitsch del precepto romántico en su versión chica de los 60.


El mejor poema de Pizarnik debe ser Sala de psicopatología.


El Posfacio con deudas está de costado pero por su fuerza llega a ocupar la centralidad de La obsesión del espacio. Desde el fondo el posfacio (prótesis literaria) ilumina los poemas, los eclipsa, los lee.


No sé si Roña criolla puede considerarse neobarroco. Existe una diferencia epistemológica. Para el neobarroco el habla es un material más, si algo es poesía es porque fue procesado y fabricado por la escritura.


Sobre Zelarayán: si hay que buscar la poesía en el habla porque lo literario es convencional y porque carece de cadencia, también es porque en la Argentina lo literario es referirse a Borges.


La huerta azul (1949) de Reynaldo Ros como precursor de Cartas para que la alegría (1959) de Arnaldo Calveyra.


Paul Valery: Yo no soy una persona.


Zelarayán: A alguien que se lo ha convertido en un mito ya no lo leen.


Poetas longevos, cultos, sin el apuro en publicar.


El poeta emblema de Buenos Aires nació y creció en Entre Ríos.


La influencia de Juan L. Ortiz: Juan José Saer y Arturo Carrera.


Se habla del “Misterio de Gualeguay" como si en un pueblo o ciudad pequeña no pudiera haber gran literatura.


Poesía contemporánea: ni malditismo ni obras maestras.


¿Cuál es el momento más feliz de la poesía argentina?


Edgardo Cozarinsky: Los dos grandes aportes argentinos a la cultura universal son Borges y el Tango.


Los excesos: el recreativismo de los jóvenes del 20, la efusión sentimental y nacionalista de los jóvenes del 40. 


Belleza y Felicidad surgió en 1999, la Alt-Lit en 2010.


En cuanto al tiempo, la poesía debe ser de los géneros más lentos, uno se puede pasar una vida para escribir un poema, además de la corrección. No tendríamos que hablar de tiempo sino de eternidad, pero eso en la contemporaneidad murió. Puede ser que el periodismo sea la contracara de la poesía.


El país extenso e intenso.


El objetivismo argentino es el sujeto de los 60 y 70 derrotado, avergonzado, puesto entre paréntesis, penitente, apartado.


Para salir de Gelman y el romanticismo de la época leímos a Girri, él fue nuestro antídoto contra todo eso. 


09/10/2023. Anoche soñé que reaparecía Alejandra Pizarnik, ya octogenaria porque no se había suicidado, y ante el estupor del mundo de la poesía argentina decía: estoy con Menem.


No nos dimos cuenta que nunca dejamos de ser cristianos.


En la contemporaneidad lo que queda en pie es el gusto. Si alguien dice, me gusta escribir sonetos, con eso basta, está justificado. Todo vale siempre y cuando se fundamente en el placer subjetivo. Es un modo extremo de materialismo estético, cualquier idealismo tiene limitaciones en esta época.


La poesía, crítica y biografía de Alfredo Veiravé.


Alberto Girri: poesía y abstracción de Horacio Castillo.


Sobre Veiravé: una poesía a veces calificada o descalificada de intelectual.


En los 80 y 90 si hacías un concurso de poesía te podías encontrar con sorpresas, había cosas por descubrir.


El objetivismo argentino tiene un elemento religioso que no sé si los poetas fueron o son conscientes de eso. El objetivismo plantea una superación al subjetivismo del romanticismo pero conserva su visión apocalíptica del capitalismo. Acá anda dando vueltas Walter Benjamín, los neorrománticos, el fin de la historia.


¿Por qué en las presentaciones o lecturas de poesía hay músicos?¿Es que no basta con la poesía?¿Es que en los conciertos de música ponen a poetas a leer? ¡Qué poca estima!


¿Cuáles son las vacantes de esta época?


¿Qué es el Posfacio con deudas de Zelarayán? Un perro guardián, es como que al lector le está marcando la cancha: lo que el lector lea o piense, Zelarayán se lo va a discutir.


Juan L. Ortiz consumía anfetaminas.


En 1987 Héctor Viel Temperley muere a causa de un tumor cerebral, cuatro años después Susana Thénon y Alberto Girri mueren a causa de un tumor cerebral.


A. B. C.: No debe uno creer en los juicios críticos de Johnny. Es inteligente, culto, perspicaz, brillante, y a pesar de ser muy personal como individuo, es tan dependiente del prójimo, tan imitativo, como literato, que en su juicio crítico se guía por lo que opina la intelligentsia de Inglaterra y de Italia; se guía con snobismo, siguiendo a lo que imagina que es la gente bien de las letras. Imita a Kafka, a Borges, a Silvina, a mí; y como dice De Quincey de Coleridge, no lo hace in forma pauperis. Podría muy bien pasarse de toda imitación; es un hombre inteligente, es un escritor capaz. Desde luego, en cuanto a la conducta, por momentos parece loco. Con las mejores razones se equivoca, burdamente y en su propio perjuicio. ¿Carecerá, tal vez, de instinto, de sentido de la realidad, de sentimientos? Alguna deficiencia debe explicar tanta locura. Yo lo describí en El perjurio de la nieve, en el carácter de Oribe. No se resintió.


Girri: en estos tiempos, para mantenerse en la poesía, en la zona de lucha, será necesario cada vez más el conocimiento de uno mismo, la transformación, diría alquímica, de nuestro interior; los meros juegos de palabras serán cada vez menos posibles.